Durango: Una crisis climática que el mundo esta ignorando

Durango es un gran estado de diversidad geográfica y ambiental, un lindo paramo para la naturaleza, sin embargo la humanidad y su inconciencia destruye sin control su ecosistema. Acompáñame a este articulo para darte cuenta del problema que nos aqueja y darle fin.

AMBIENTAL

Ing, Ignacio José Mendivil Espinosa

2/28/20256 min read

Ubicado en el noroeste de México, Durango es un estado de gran diversidad geográfica y climática. Su territorio abarca extensas sierras, llanuras áridas y valles fértiles, con una importante cobertura forestal en la Sierra Madre Occidental. Sin embargo, el clima semiárido que predomina en gran parte del estado lo hace especialmente vulnerable a la sequía y la desertificación.

Durante las últimas cinco décadas, Durango ha pasado de ser un estado con vastos recursos naturales a enfrentar una crisis ambiental sin precedentes. La deforestación, el cambio de uso de suelo, la agricultura intensiva, la sobreexplotación de los acuíferos y la creciente influencia del crimen organizado han acelerado el proceso de desertificación, amenazando el futuro del estado y de sus habitantes. La falta de políticas públicas efectivas y la ausencia de una regulación estricta han permitido que estos problemas se intensifiquen con el tiempo, poniendo en riesgo la biodiversidad y los medios de vida de miles de personas.

Deforestación e incendios forestales

Históricamente, Durango ha sido una de las entidades con mayor cobertura forestal en México. Sin embargo, la tala ilegal, el crecimiento urbano y la expansión de la frontera agrícola han reducido drásticamente sus bosques. En los últimos años, los incendios forestales han intensificado esta problemática, exacerbando la pérdida de vegetación y suelos fértiles. Según datos de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), 2022, se registraron 270 incendios que devastaron más de 86,000 hectáreas, mientras que en 2023 se reportaron 350 incendios con una afectación de 102,000 hectáreas. Para 2024, concluyo con 364 incendios forestales que afectaron 72 mil 829 hectáreas, según la secretaria de Recursos Naturales y Medio Ambiente. Lo que indica una tendencia preocupante. Se estima que estos incendios han liberado más de 1.5 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, agravando aún más el cambio climático y afectando la calidad del aire en la región. La pérdida de cobertura vegetal no solo altera el equilibrio ecológico, sino que también reduce la capacidad del suelo para retener humedad, acelerando el proceso de desertificación y dejando grandes extensiones de tierra infértiles.

Además, los incendios forestales han impactado gravemente la calidad del aire y la biodiversidad local. Especies animales y vegetales han visto reducido su hábitat de manera alarmante, mientras que las comunidades rurales han experimentado pérdidas

económicas significativas debido a la destrucción de sus tierras de cultivo y pastizales. Sin medidas adecuadas de prevención y reforestación, Durango corre el riesgo de perder gran parte de su riqueza forestal en las próximas décadas.

Sobreexplotación del agua y agricultura intensiva.

El mal manejo del agua es uno de los principales detonantes de la crisis ambiental en Durango. En la región de Gómez Palacio y Lerdo, el cultivo intensivo de alfalfa, que requiere hasta 20,000 metros cúbicos de agua por hectárea al año, ha agotado los acuíferos y dejado a comunidades sin acceso al recurso. Esta actividad, sumada a la proliferación de granjas lecheras, ha reducido de manera alarmante los niveles freáticos, agravando la crisis hídrica en un estado donde la sequía es recurrente.

Además, la disminución de los niveles de los acuíferos ha obligado a realizar perforaciones a mayor profundidad, lo que ha incrementado la concentración de arsénico y otros metales pesados como plomo, fluoruro y cadmio en el agua potable. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el nivel máximo permitido de arsénico en el agua es de 10 microgramos por litro (µg/L). Sin embargo, estudios de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) han detectado concentraciones de arsénico en la Comarca Lagunera que superan 50 µg/L, es decir, cinco veces más que el límite recomendado.

La exposición prolongada al arsénico a través del agua contaminada tiene graves consecuencias para la salud. Entre las enfermedades asociadas se encuentran el cáncer de piel, vejiga y pulmón, así como trastornos neurológicos, enfermedades cardiovasculares y daños renales. Además, el arsénico puede interferir con el desarrollo cognitivo en niños y causar problemas de piel como hiperpigmentación y queratosis. Un fenómeno particularmente preocupante es el llamado “niño azul”, una condición en la que los infantes desarrollan metahemoglobinemia debido a la contaminación del agua con nitratos y arsénico, lo que reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno y puede ser fatal si no se trata a tiempo.

El crimen organizado y su impacto ambiental.

En las últimas décadas, el crimen organizado ha encontrado en la explotación de los recursos naturales una fuente de ingresos. La tala ilegal de bosques, la minería clandestina y el tráfico de especies han incrementado la degradación ambiental en el estado. Sin embargo, uno de los impactos más devastadores proviene de los laboratorios clandestinos que operan en áreas forestales remotas, donde se producen drogas sintéticas como la metanfetamina. Estos laboratorios no solo deforestan grandes extensiones de bosque para ocultar sus actividades, sino que también vierten químicos altamente tóxicos en ríos y suelos, contaminando los ecosistemas y poniendo en riesgo la salud de las comunidades locales.

Entre los químicos más comunes utilizados en estos laboratorios se encuentran el ácido sulfúrico, la acetona, el cloruro de metileno y el fósforo rojo, sustancias que, al ser desechadas de manera ilegal, se filtran en los mantos freáticos y contaminan los cuerpos de agua. Estudios han demostrado que estos químicos pueden permanecer en el ambiente durante años, afectando la calidad del agua y envenenando la flora y fauna local. Además, la quema de residuos químicos libera gases tóxicos que contribuyen a la contaminación del aire y al calentamiento global.

La presencia del crimen organizado en áreas naturales ha llevado a la destrucción de ecosistemas completos, desplazando a especies animales y vegetales, y alterando el equilibrio ecológico.

Efectos de la sequía y la desertificación en Durango.

Los efectos de la sequía y la desertificación en Durango han sido devastadores. Según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), más del 70 % del territorio del estado presenta algún grado de desertificación, lo que afecta directamente a la productividad agrícola y ganadera. Según datos oficiales, entre 2010 y 2023, más de 500,000 hectáreas de tierras agrícolas han quedado inutilizables debido a la erosión y la pérdida de nutrientes en el suelo.

El estrés hídrico también ha llevado a una reducción del caudal de los principales ríos y cuerpos de agua en el estado. El caudal del río Nazas, vital para la Comarca Lagunera, ha disminuido en más del 40 % en las últimas dos décadas, afectando tanto a la agricultura como al abastecimiento de agua potable en la región. Además, la falta de agua y la degradación del suelo han ocasionado la migración de miles de personas, principalmente campesinos y productores agropecuarios, hacia zonas urbanas o a otros estados en busca de mejores condiciones de vida.

Biodiversidad en Riesgo: Flora, Fauna.

Durango es hogar de una rica biodiversidad, con ecosistemas que van desde bosques de pino-encino en la Sierra Madre Occidental hasta matorrales desérticos en sus zonas áridas. Según estudios de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), en el estado se han catalogado más de 6,000 especies de flora y fauna, incluyendo 1,200 especies de plantas vasculares y 4,800 especies de animales, entre mamíferos, aves, reptiles, anfibios e insectos. De estas, al menos 150 especies son endémicas, es decir, únicas de esta región. Entre las especies emblemáticas se encuentran el venado cola blanca, el puma, el águila real y el lobo mexicano, este último en peligro de extinción y sujeto a programas de conservación. En cuanto a la flora, destacan especies como el sotol, el mezcal y diversas cactáceas endémicas, que han desarrollado adaptaciones únicas para sobrevivir en condiciones extremas.